El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, define derrotero, en su significado marino, de las siguientes maneras: «Línea señalada en la carta de marear para el gobierno de los pilotos en los viajes», «Dirección que se da por escrito para un viaje de mar» y «Libro que contiene estos caminos o derrotas». Me voy a quedar con la última definición, sin dejar de lado las anteriores, que son muy importantes y significativas.
Efectivamente, para trazar una derrota o rumbo, lo haremos en la carta náutica. Pero para saber qué es lo que nos vamos a encontrar por la derrota que hayamos trazado, necesitaremos una guía, unas indicaciones que nos expliquen y nos describan la zona por la que vamos a navegar. Para esto vamos a necesitar al derrotero.
En general, las cartas son el mapa imprescindible para navegar, pero son muy «frías», es decir, nosotros vemos el perfil de la costa, las líneas isobáticas, las sondas instantáneas, los peligros señalados, etc. Esto es indudable, pero la carta no nos informa sobre cómo nos vamos a encontrar un área concreta navegando en condiciones de mala mar. Esto es muy importante porque a veces aunque la sonda tenga una profundidad suficiente para el calado del barco, en ocasiones las olas pueden romper debido a la poca profundidad. Tampoco nos va a indicar cuál es la mejor manera para afrontar la entrada en un canal de navegación o en un puerto.
Si abrimos un derrotero de los que publica el Instituto Hidrográfico de La Marina, nos vamos a encontrar con varias secciones. Normalmente, primero encontraremos los datos geográficos de la costa que describen. Esto es importante para tener una idea de la configuración de la costa y para saber si hay puertos o calas abrigadas que nos permitirían refugiarnos en caso de temporal. Seguidamente nos encontramos unas páginas dedicadas a la meteorología de la zona. Son muy importantes, ya que nos dan un repaso a la formación de las borrascas, los frentes, etc. También nos indicarán los fenómenos meteorológicos que se dan con más frecuencia en la zona, sobre todo los que conciernen a la entrada súbita de mal tiempo. En esta sección también hay unas tablas con estadísticas relativas a los vientos predominantes, precipitaciones, temperaturas, humedad, etc.
La siguiente sección suele estar dedicado a la oceanografía de la zona. Se describen los fondos en cuanto a las profundidades, las corrientes predominantes, temperatura del agua del mar y las corrientes producidas por las variaciones en el nivel de la marea, si las hubiera.
Finalizando este primer grupo, nos encontraremos con un apartado llamado «Navegación» en donde se nos indica, por ejemplo, si puede haber operaciones con hidroaviones en la zona, posibles prohibiciones a determinados tipos de buques, medios de salvamento en la zona y centros de Salvamento Marítimo.
Lo siguiente es lo que podríamos considerar el derrotero en sí, es decir, descripción por zonas de todo el ámbito geográfico que abarque el derrotero, y además detallando los peligros, fondeaderos, puertos, etc. Es muy importante leer con detalle las instrucciones de entrada en los puertos, dependiendo de donde procedamos, ya que muchas veces hay que entrar de diferente manera según vengamos del Norte, del Sur, etc.
Incluyen los derroteros vistas a mano alzada de la costa, además de fotografias aéreas, lo cual nos ayudara mucho a reconocer los diferentes accidentes geográficos que nos iremos encontrando. También es digno de reseñar cómo en las instrucciones de navegación de los derroteros, aún quedan vestigios de la navegación a vela, y por ejemplo en uno de ellos nos encontramos con los siguientes párrafos, claramente enfocados a los buques de vela: «Desatraca a los buques de vela de la costa…». «Si al llegar un buque de vela a la boca de la ría se encontrase con viento de dentro manejable…». «Es puerto de refugio y convenientemente situado para buques pequeños o de vela que, con NE duro, no pueden montar el cabo…». «Conviene advertir a los buques de vela que, así como se toma con facilidad con los vientos del primero y cuarto cuadrante, es difícil verificarlo con los opuestos, sobre todo con vendaval y siendo buque de cruz».
Es conveniente estar al día de los Avisos a Los Navegantes, publicaciones periódicas del Instituto Hidrográfico, ya que en ellos suelen salir las correcciones que hay que efectuar no solamente en las cartas náuticas, sino también en los derroteros y en las demás publicaciones náuticas. Por otro lado, muchas veces los derroteros se venden con unos suplementos que corrigen posibles erratas existentes en los mismos y conviene tenerlos a mano. Lo mejor en estos casos, es indicar con una marca escrita a lápiz los capítulos correspondientes que haya que consultar con el suplemento, ya que de este modo no cometeremos errores.
Por último habría que indicar que los derroteros son libros que se han ido escribiendo a lo largo de los siglos, a base de observaciones realizadas por los marinos que navegaron en condiciones mucho más duras que las actuales, afrontando peligros que desconocían y que en muchos casos ocasionaron la pérdida de sus buques. Por ello, también se podrían considerar libros de historia marítima y en mi opinión, creo que los deberíamos de cuidar y leer con el debido respeto que se merecen.