Desde hace tiempo se vienen haciendo exámenes teóricos para poder obtener cualquier titulación de náutica de recreo, salvo para la Licencia de navegación, en la cual no es necesario más que asistir al curso teórico-práctico que se imparte en las escuelas de náutica.
Uno de los aspectos más controvertidos y que se discute habitualmente, tanto en los foros de internet como entre los responsables de las escuelas, es la manera de enfocar los exámenes en algunos centros oficiales. Se puede discutir que los temarios habría que ajustarlos a las necesidades reales de un patrón del siglo XXI, y creo que en eso estamos de acuerdo prácticamente todos. Habría que eliminar algunas partes de los temarios que no sirven absolutamente para nada y, sin embargo, habría que añadir algunos apartados más ajustados a las nuevas tecnologías.
Lo que criticamos es la manera de redactar las preguntas, que más llevan a confundir a la persona que se examina, que a comprobar si realmente tiene conocimiento sobre lo que se le pregunta. Además, en muchas ocasiones, las preguntas se salen del temario oficial, lo que conlleva reclamaciones hacia los centros, que no tienen más remedio que anularlas. Pero uno se cuestiona: ¿realmente se leen los programas esos examinadores que preguntan de esa manera?, ¿se han tomado la molestia de preparar, aunque sea un poco, esas pocas preguntas que les tocan? Porque hay que tener en cuenta que las preguntas no las redacta una sola persona para todos los temas, sino que a cada examinador se le asigna una parte del programa.
Todo esto ha tenido como consecuencia que haya personas que se examinen en diferentes lugares porque saben que en algunos centros es prácticamente imposible aprobar un examen. Además, a las escuelas de náutica, que preparamos para los exámenes, nos obligan a ir añadiendo conceptos en los temarios «por si acaso» se preguntan, aunque esos conceptos no figuren en el programa oficial. No se trata de que un examen sea fácil o difícil, sino que las preguntas que se redactan se ajusten al temario publicado en el B.O.E.
Una de las peores consecuencias es que también se han dado casos de fraude en las titulaciones, ya que había personas que con tal de obtener el título y poder manejar una embarcación, obtenían titulaciones falsas expedidas por organizaciones a las cuales pagaban grandes cantidades. Están en las hemerotecas los casos de corrupción habidos en este ámbito.
Una solución que se podría ofrecer a este problema, sería que las escuelas de náutica de recreo pudiéramos disponer de un amplio fondo de preguntas previamente redactadas por los centros examinadores. Esto no es descabellado, puesto que en los exámenes para obtener el carnet de conducir esto existe ya desde hace años. Se podría, de este modo, orientar mejor al alumno y también se evitaría que las preguntas se salieran del temario. Lo bueno es que los exámenes se suelen publicar en la mayoría de las páginas web de los departamentos de cada comunidad autónoma. De este modo el alumno puede practicar con ellos y aprenderse las preguntas que puedan estar fuera del temario.
Esperemos que con el tiempo este problema pueda ir solucionándose. Tiene que ir habiendo poco a poco un cambio de mentalidad en el examinador, y que no vea un «enemigo» al que se examina. Se trata de que la náutica de recreo vaya poco a poco despegando de la crisis, como todos los sectores de servicios, y que no se pongan tantas trabas ni para la obtención de un título ni para la adquisición de una embarcación.
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