Cuando se prepara el barco para una navegación cualquiera, lo cual puede abarcar desde navegar solamente unas horas hasta realizar una travesía de varias singladuras, un aspecto importante a tener en cuenta es el tema de la alimentación. Además tenemos que valorar en qué tipo de barco iremos: de motor, de vela, de regatas… No se necesitan las mismas calorías cuando hay un gasto energético importante a cuando no lo hay. Por otro lado, estar dentro de un barco cuando hay mucho movimiento, nos pone en riesgo de sufrir el temido mareo y quedarnos totalmente fuera de servicio.
Si comenzamos por lo más básico y en época estival, que sería planificar un día de excursión en el que probablemente fondearemos en algún lugar para comer y bañarnos en el mar, lo más fácil suele ser llevar algo de «picoteo», es decir, alimentos fáciles de preparar y casi siempre envasados o bien traídos ya desde casa (ensalada, gazpacho, tortilla, etc.). A esto añadimos unas bebidas frías y ya hemos completado una comida. Por supuesto que un café o té siempre será bienvenido para la sobremesa.
Vamos a cambiar de escenario: estamos también en verano pero navegamos en un barco de regatas. La regata comenzará al mediodía ya que dependemos de la entrada del viento térmico, y hemos desayunado pronto porque tenemos que estar a bordo del barco con bastante antelación para preparar la maniobra y salir a entrenarnos. En ese caso conviene comer algo antes de la regata, ya que si no podremos sufrir una bajada de azúcar justamente cuando más lo necesitemos, es decir, en plena regata. Por ello sería bueno comer algo fácil y que nos proporcione energía: plátanos u otra fruta, unas barras de cereales, frutos secos, etc. También durante la regata sería conveniente mantener un nivel de energía acorde al esfuerzo y por ello viene bien llevar una buena provisión de barras de cereales o frutos secos, más que nada por la comodidad que supone poder llevarlos en un bolsillo y también por su facilidad para comerlos. Además es importante mantener un buen nivel de hidratación, sobre todo si navegamos por el Mediterráneo. El agua es lo mejor, aunque también se pueden llevar bebidas isotónicas y zumos de fruta para reponer las sales minerales perdidas durante la transpiración.
Ahora estamos preparando una travesía de 3 días para navegar desde un puerto a otro. La idea es no entrar en ningún puerto hasta llegar al de destino, salvo que sea necesario por mal tiempo, avería, etc. Lógicamente no podemos pensar en alimentarnos a base de «picoteo» ni bocadillos. Sería insuficiente y además acabaríamos con el estómago resentido. Tendremos que pensar en hacer tres comidas calientes al día, incluyendo el desayuno. Tampoco se puede hacer todo lo que haríamos en una cocina normal de casa, ya que la cocina de un barco tiene poco espacio y además se mueve. En este caso tiene mucha ventaja la cocina con suspensión cardán, utilizada en prácticamente todos los barcos de vela de recreo, ya que no le afecta la escora porque siempre mantiene la horizontalidad.
La cocina con suspensión cardán, una solución para cocinar con seguridad
Un tipo de comida a evitar a bordo es todo lo que sea de freir. La fritura en un barco es difícil y además peligrosa, ya que corremos el riesgo de que se derrame el aceite y que suframos graves quemaduras. Tampoco podemos pensar en cocinar algo complicado, más propio de una cocina casera, en la cual hay más espacio y además no se mueve… Pues bien, existe una solución inventada hace mucho tiempo: la olla a presión. Este gran invento utilizado en muchas cocinas desde hace años, tiene una gran ventaja a bordo simplemente por un detalle: al ir cerrada la olla no hay riesgo de que se derramen los alimentos debido a los balances, cabezadas, etc. Teniendo en cuenta esto, es bien fácil preparar comidas guisadas a base de patatas, verduras, carne, pescado, etc., con la ventaja de que nos garantizaremos una buena alimentación: proteínas, hidratos de carbono y vitaminas. Además lo complementaremos con otro tipo de alimentos de los que hemos hablado más arriba: frutos secos, barras de cereales, chocolate, fruta, etc. Esto es cómodo sobre todo para poder sobrellevar los tiempos de guardia entre las comidas.
Finalizo este artículo contando una anécdota que me sucedió hace unos años. Estaba en Inglaterra preparando una travesía desde Southampton hasta Bilbao con unos navegantes de Barcelona que habían adquirido un barco de vela de segunda mano. Ellos nunca habían navegado por el Canal de la Mancha ni por el Golfo de Vizcaya y además no hablaban inglés. También había que limar algunos aspectos sobre la venta del barco antes de firmar y pagar nada. El caso es que fuimos a la compra para avituallar el barco de víveres, y les sorprendió ver que en la lista que yo había preparado había legumbres, verdura, pasta, carne… ¡Ellos tenían la idea de haber ido comiendo salchichas de Frankfurt durante todo el viaje! Imagináos lo contentos que estaban cuando llegaba la hora de la comida y había lentejas, guisados de carne, pasta, etc. Además tuvimos suerte ya que hizo muy buen tiempo durante toda la travesía, lo cual permitió cocinar con toda normalidad.