Uno de los elementos de seguridad que ha permitido salvar más vidas a bordo de los barcos, es la radiobaliza satelitaria, abreviada con el acrónimo de EPIRB (Emergency Position Indicating Radio Beacon), o lo que es lo mismo, radiobaliza indicadora de posición de emergencia.
Las radiobalizas utilizan el sistema Cospas-Sarsat, desarrollado inicialmente por Canadá, Francia, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, hoy Rusia.
El sistema tiene cobertura mundial y consta de tres elementos:
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Segmento espacial: los satélites
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Segmento terrestre: estaciones receptoras en tierra (TLU)
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Radiobalizas: a bordo de los buques
El funcionamiento del sistema es básicamente que una vez activada la radiobaliza, los satélites captan esa señal. Una vez captada, memorizan la información y cuando visualizan la TLU, envían la señal a tierra.
Los satélites tienen orbita polar y cubren todo el mundo, garantizando de este modo que siempre se pueda localizar al buque siniestrado. Además el satélite permite fijar la posición de la radiobaliza mediante el efecto «doppler» si ésta no dispone de un GPS incorporado.
Las TLU procesan la señal recibida, obteniendo los datos del buque y la posición de la radiobaliza. Una vez procesada la señal de emergencia, dicha información se envía a los Centros Coordinadores de Salvamento Nacional, que son los encargados de dar aviso a los Centros de Coordinación y Salvamento para que envíen la ayuda necesaria al lugar del siniestro.
Las primeras radiobalizas que aparecieron eran las de 121,5 MHz. Estas radiobalizas enviaban una señal analógica a los satélites. Dicha señal no era memorizada por el satélite que tenía que esperar a «ver» la TLU para poder rebotar la señal de la radiobaliza. En ocasiones ocurría que un barco podía verse en una zona oscurecida, es decir, que por muchos satélites que pasaran por su zona, nunca pudieran enviar la señal a tierra. Esto finalizaba con el agotamiento de la batería y la consiguiente pérdida de la señal emitida. Estas radiobalizas dejaron de funcionar en 1999.
Las actuales radiobalizas son las de 406 MHz, y durante una época convivieron con las anteriores, aunque finalmente se impusieron por su mayor fiabilidad. La diferencia básica con las de 121,5 MHz es que la señal que emiten es digital, con un «paquete de información», que entre otros datos, envía el distintivo del buque, la nacionalidad y si dispone de GPS, también las coordenadas de la radiobaliza. La ventaja principal que proporcionan, es que la señal emitida, queda memorizada por el satélite. La radiobaliza efectúa emisiones a ráfagas, de medio segundo de duración y cada 50 segundos. Estas emisiones garantizan que la señal será siempre captada por un satélite del sistema.
Las características más importantes de la radiobaliza son:
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Liberación automática, a los cuatro metros de profundidad, gracias a un dispositivo de zafa hidrostática que lleva incorporada la carcasa donde va alojada la radiobaliza
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Batería de 48 horas de duración en emisión
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Hermética hasta los 10 metros de profundidad durante 5 minutos
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Error máximo de una milla, si es localizada por el efecto doppler o bien sin error si va dotada de GPS
Las radiobalizas, además de emitir la señal al satélite en la frecuencia de 406 MHz, disponen de una frecuencia secundaria de 121,5 MHz para poder ser captada en el modo «homing». Esto consiste en que una vez se activen los medios de salvamento, cuando estén próximos a la radiobaliza, podrán localizarla con exactitud por radiogoniometría mediante la señal emitida en 121,5 MHz.
Por último, indicar que en el mercado existen radiobalizas automáticas y manuales o simplemente manuales. Las automáticas son las que se liberan al hundirse el barco, si no ha dado tiempo a activarlas manualmente. Las manuales únicamente se activarán cuando sea necesario hacerlo. También conviene indicar que la radiobaliza ha de ir colocada en un lugar despejado, visible y fácilmente accesible para que en caso de emergencia se pueda activar rápidamente.