Una de las materias que hay que aprender cuando se comienza a navegar es la de saber hacer algunos nudos marineros. Existen cientos de ellos, cada uno con su aplicación específica; muchos son más decorativos que útiles, todo hay que decirlo. No obstante, es cierto que hay maniobras específicas en todo barco, en las cuales es imprescindible saber hacer el nudo correcto. Además, un nudo marinero tiene que tener la cualidad de ser fiable para que no se pueda aflojar por sí mismo, y sin embargo, debe poder soltarse con facilidad cuando haya que hacerlo.
Conozco personas que a pesar de llevar muchos años navegando, aún no saben hacer firme correctamente un cabo en una cornamusa, o amarrar bien una defensa a un candelero o a un guardamancebos. En la navegación a vela, por ejemplo, el primer nudo que se suele enseñar en las escuelas de vela es el «as de guía», imprescindible para amarrar las escotas a los correspondientes puños de las velas. Tanto a los niños como a los adultos se les recita la famosa frase nemotécnica: «tenemos un lago, un arbol y una serpiente. La serpiente emerge del lago, rodea al árbol y se sumerge en el lago…»
También suelen enseñarse el «doble» o «lasca», más conocido como «ocho», que es un nudo útil para evitar que el chicote de un cabo se nos zafe por una polea, puente o cáncamo. Además, y aunque no se considere un nudo, es básico aprender a adujar bien un cabo (tomarle vueltas para dejarlo bien recogido una vez utilizado).
En definitiva, el campo de los nudos es muy extenso, y no se trata de hablar de la utilidad de cada uno de ellos ya que ello requeriría un tratado muy completo y no un simple y breve artículo quincenal en este blog. Aquí solamente me gustaría indicar los tres nudos que a mi parecer es imprescindible conocer para poder navegar con tranquilidad en cualquier embarcación. Vamos allá:
As de guía. Como he comentado anteriormente, su conocimiento es prácticamente imprescindible ya que tiene muchas utilidades. Por ejemplo: sustituir a una gaza en un cabo de amarre; nudo para amarrar las escotas a las velas; para unir dos cabos, etc.
Llano. Es el nudo más habitual para unir dos cabos que tengan la misma mena (grueso). Una variante que a mí me gusta más es la vuelta de escota, ya que permite amarrar dos cabos de diferente mena y también quizás es más fácil de soltar cuando ha estado sujeto a mucha tensión.
Ballestrinque. Sirve para amarrar un cabo rápidamente a un poste, noray o bolardo. También se utiliza para amarrar las defensas a los guardamancebos y a los candeleros.
Aunque no lo haya incluido en los nudos anteriores, el «doble», «lasca» u «ocho» citado más arriba, también es un nudo que conviene tenerlo presente para hacerlo en el chicote de un cabo que corra el riesgo de largarse por una polea. Se podría sustituir por un nudo «simple» o «medio nudo» que no es más que una vuelta normal, que todos sabemos hacer ya que cuando nos atamos los zapatos es la primera vuelta que hacemos.
El «cote» también es una especie de medio nudo que se suele hacer en el chicote de un nudo que hayamos utilizado para amarrar; por ejemplo, en el «as de guía» o en el «ballestrinque». Tiene la utilidad de asegurar el nudo y que no se suelte con los tira y afloja que pueda sufrir.
Y ahora no nos queda más que ponernos manos a la obra, y practicar con cualquier tutorial que podremos encontrar en Internet o con algún libro de los muchos que existen en el mercado.
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