Los buques alemanes de vela llegaron a la Gran Guerra y sufrieron numerosos ataques por parte de los barcos y submarinos enemigos, ya que en la guerra naval tiene mucha importancia hundir el tráfico mercante. De este modo se evita que un país pueda abastecerse por el mar. Esto para Alemania era fundamental. Los que no resultaron hundidos, fueron internados en puertos extranjeros hasta el final de las hostilidades. Una vez acabada la guerra, muchos de estos barcos se expropiaron por parte de las fuerzas aliadas o bien fueron desguazados por el lamentable estado en el que se encontraban. Algunos también se vendieron a otros países.

El "Herzogin Cecilie", uno de los barcos más rápidos y que perteneció a la flota de Erikson

El «Herzogin Cecilie» efectuó una de las travesías más rápidas desde Australia hasta Europa, perteneciendo a la flota de Erikson

En cualquier caso, la línea «P» siguió manteniendo algunos de sus barcos hasta principios de los años 30. Muchos de sus barcos fueron adquiridos por un armador finlandés que tenía su base en las islas Äland y concretamente en el puerto de Mariehamn. Este hombre se llamaba Gustaf Erikson y vamos a hablar un poco de él.

Erikson era un capitán de la marina mercante retirado. Se había formado navegando siempre en buques de vela y realmente era un enamorado de los mismos. Fue comprando los barcos de vela que otras navieras no querían, y los arreglaba ajustando mucho el presupuesto del que disponía,  gastando lo justo para que pudieran navegar con seguridad. Curiosamente, él no aseguraba sus barcos, para ahorrarse así las elevadas primas que cobraban las compañías de seguros en aquella época del declive de la navegación mercante a vela. Los salarios que pagaba a sus hombres también eran reducidos, y preguntado alguna vez por ello, venía a contestar más o menos que «eran unos privilegiados por poder navegar en los últimos barcos de vela».

Gustaf Erikson, armador finalndés que compró muchos veleros y mantuvo la ruta de Australia

Gustaf Erikson, armador finlandés que compró muchos veleros de segunda mano y mantuvo la ruta con Australia

Sus tripulantes eran básicamente gente joven y con ganas de aprender, aunque los capitanes y oficiales eran muy experimentados. La ruta normal de sus barcos era hacia Australia por el cabo de Buena Esperanza para cargar lana y trigo, y el regreso se hacía por el Cabo de Hornos. Existen películas grabadas en algunos de sus barcos. El capitán y posteriormente escritor australiano Alan Villiers, navegó en uno de sus barcos, el «Herzogin Cecilie» que era uno de los más rápidos que existieron, donde escribió su libro «Falmouth for Orders».

Erikson mantuvo su flota hasta el año 1940, cuando ya habían comenzado las hostilidades de la Segunda Guerra Mundial. Algunos barcos fueron hundidos y otros fueron internados en países neutrales. Después de la guerra solamente volvieron a navegar dos de sus barcos: el «Viking» y el «Passat». El «Pommern» que había permanecido en las islas Äland, se convirtió en museo flotante en el año 1953. El «Pamir», que había permanecido en Nueva Zelanda, fue devuelto a Erikson en 1948. En 1950 sería vendido al gobierno alemán. De este barco hablaré en otro capítulo, ya que tuvo un final trágico.

El "Pommern", actualmente museo flotante en las islas Äland (Finlandia)

El «Pommern», actualmente museo flotante en las islas Äland (Finlandia)

Otra flota importante fue la francesa de Dominique Bordes. Sus barcos se distinguían por ser muy elegantes y estar muy bien tripulados. Llegó a tener 46 barcos, lo que le situaba en el segundo lugar de la flota mundial de veleros. Entre su numerosa flota, que también hacía la ruta del Cabo de Hornos, destacaron dos de sus barcos. El primero fue el «France I», de cinco palos y 110 metros de eslora, construido en Glasgow en 1889. Este barco naufragó en 1901. Después, en 1911 botaron el «France II», de 128 metros y también cinco palos. Este barco transportaba pasajeros y carga y disponía de dos motores. Naufragó en 1922 en Nueva Caledonia, en el Pacífico.

El gran y elegante "France II", del armador francés Dominique Bordes

El «France II», del armador francés Dominique Bordes, fue uno de los más grandes y avanzados veleros de carga

Los ingleses tuvieron también una numerosa flota de veleros de carga, como no podía ser menos en esa gran nación marítima. Entre sus compañías navieras destacó Stewart & Company con 28 veleros, que mantuvieron hasta el año 1929. Existe un libro extraordinario sobre la vida a bordo de un buque inglés, escrito por el capitán William H.S. Jones. Este hombre navegó de alumno en uno de ellos, el «British Isles», y cuenta con gran detalle su vida a bordo, desde la difícil convivencia en un espacio tan pequeño -en aquella época los que no eran oficiales o el capitán, dormían en las camaretas de proa- hasta la fuerte personalidad del capitán («el viejo» en la jerga marinera) que, además, sabía boxear ya que en aquella época eran frecuentes las peleas a bordo y muchas veces solamente la autoridad y la fuerza del capitán eran lo que conseguía poner orden en el barco. En el primer viaje que hizo Jones hacia Chile, vía el Cabo de Hornos, con un cargamento de carbón, sufrieron un incendio en las bodegas. Tenían que refrescar el carbón a base de sacar baldes con carbón a la cubierta para llegar al que estaba en combustión. Esto ponía en peligro la maniobra del barco ya que era difícil trabajar sobre la cubierta en aquellas condiciones. Finalmente consiguieron sofocar el incendio después de varios días de duro trabajo.

El barco tardó 52 días en pasar el meridiano del Cabo de Hornos, e incluso, sufrió la rotura parcial del palo trinquete. Esto le llevó a tener que refugiarse, junto con otros barcos, al socaire de la isla de Los Estados, al Este de Hornos. Posteriormente, en el puerto de El Callao consiguieron repararlo por sus propios medios, utilizando los otros mástiles como grúas.

 (Continuará)