Uno de los mayores dilemas que se le plantean al navegante veraniego suele ser la maniobra de fondeo. No siempre estará seguro de si la ha realizado correctamente y si realmente el ancla ha agarrado bien en el fondo.
Pero esto no debe suponer un mayor problema teniendo en cuenta una serie de normas básicas. Estas normas comienzan por todos los elementos necesarios para la maniobra:
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Ancla: de un mínimo peso y dimensiones adecuadas a la eslora de la embarcación.
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Cadena: ha de tener la longitud adecuada. La normativa obliga a llevar una longitud de línea de fondeo de 5 veces la eslora del barco, y un tramo equivalente de la eslora, al menos ha de ser de cadena. Ni que decir tiene que disponer de más del mínimo de la cadena exigida nos dará mucha más tranquilidad.
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Molinete: no es imprescindible, pero ayuda mucho. Si no, que se lo pregunten al sufrido tripulante al que le toque levantar la cadena… El molinete debe de ser adecuado al diámetro de la cadena. La cadena tiene que ser calibrada para poder ser utilizada con el molinete.
Una vez revisados estos elementos, no vale con fondear en cualquier lugar. Se debe de tener en cuenta que los fondos arenosos y fangosos son los mejores para que el ancla se clave bien en el fondo. Para esto es imprescindible consultar la carta náutica y el derrotero, ya que los lugares considerados como «buenos tenederos» suelen estar indicados con un símbolo consistente en un ancla. Cuidado, que los lugares en los que está prohibido el fondeo debido a instalaciones submarinas (cables, tuberías, etc.) se suelen marcar con un ancla tachada con un aspa.
Se debe de huir como de la peste de los fondos rocosos ya que correremos el riesgo de que el ancla quede enrocada y la perdamos definitivamente. Una opción que minimizaría el riesgo en este último caso, sería preparar un orinque amarrado en la cruz del ancla con un pequeño boyarín, ya que de este modo, en el caso de que el ancla se enroque, se puede tirar en el sentido contrario al de las uñas y conseguir así zafar al ancla de las rocas.
Tan importante como lo anterior es elegir un lugar en el cual no haya demasiada profundidad, ya que en los barcos de recreo no se suele llevar mucha longitud de línea de fondeo. Además suele gustar estar cerca de la orilla por si queremos desembarcar en la lancha auxiliar. Conseguir esto último entre el 15 de Julio y el 15 de Agosto en lugares muy frecuentados, es una utopía, por mucho que nos lo anuncien en los folletos publicitarios de turismo.
Una vez revisado y comprobado todo esto, solamente queda encarar la maniobra en sí, que básicamente consiste en seguir el orden siguiente:
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Preparamos el molinete, dándole corriente y comprobando que gira correctamente.
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Liberamos al ancla de sus sujeciones, normalmente una boza o bien un pasador.
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Apeamos el ancla a flor de agua, es decir, que quede colgando por la proa y casi tocando la superficie del agua. De este modo agilizamos el momento de dar fondo.
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Nos acercamos al fondeadero proa al viento y en el momento que estemos en el lugar correcto, damos fondo, dejando que el ancla y la cadena vayan saliendo poco a poco, nunca rápidamente.
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Damos una palada atrás con el motor para que el ancla se clave bien en el fondo y la cadena quede bien alineada, sin formar montones.
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Filamos (soltamos) cadena, teniendo en cuenta que lo correcto es fondear una longitud equivalente a la profundidad multiplicada por 3 o 4 veces. De este modo nos aseguramos de que el ancla no garreará, debido al peso y resistencia de la cadena por el fondo. Para ello es importante que la cadena esté de algún modo marcada cada cierta distancia (marcas de 10 y 5 metros suelen ser las más habituales).
Una vez realizadas todas estas operaciones, aún no es recomendable parar el motor ya que puede que el ancla se haya quedado volteada y no se haya agarrado bien al fondo. Por otro lado puede que haya caído sobre una laja de piedra y esté resbalando por el fondo. Para ello es un buen truco el dar una palada fuerte atrás con el motor y observar cómo reacciona la cadena: si se tensa y hace de muelle, obligando al barco a ir hacia delante, estará bien sujeta al fondo. Sin embargo, si se tensa pero va dando «latigazos», puede ser un síntoma de que estemos garreando.
Por último, aunque el ancla haya agarrado bien al fondo, nunca debemos relajarnos demasiado y conviene tomar referencias a tierra, como enfilaciones, oposiciones, etc., ya que en cualquier momento puede cambiar el viento y producirse el garreo. Se puede utilizar el Gps o el Radar para configurar alarmas de fondeo.
Como decía un navegante cuando fondeaba para pasar la noche: «en las calas no se duerme, se pasa la noche….» y cada cual que saque sus conclusiones.