Nos referiremos en este artículo a los motores instalados a bordo de un barco de vela, ya que así como en los barcos de motor se atiende permanentemente al mantenimiento del motor o motores, por la cuenta que nos trae, en un barco de vela muchas veces no se le presta la atención adecuada.
En primer lugar, ¿se le hace el mantenimiento correcto al motor? El motor necesita unos cuidados mínimos para que cuando de verdad lo tengamos que utlizar y exigirle un esfuerzo, nos responda dócilmente. Imagínense la angustia de verse en el rumbo de colisión de un gran buque y que el motor no arranque…Hay que tener en cuenta que en un barco tenemos dos elementos que son los grandes enemigos de cualquier máquina: la humedad y la salinidad. Es casi imposible, evidentemente, aislar del todo a un motor de estos dos grandes amigos de la corrosión, pero sí es cierto que teniendo un poco de cuidado evitaremos que campen a sus anchas por la sala de máquinas.
Para cualquier aparato a bordo es muy importante, lo primero de todo, usarlo con frecuencia. Cuántas veces vemos anuncios de barcos de segunda mano que se venden con el reclamo de que el motor tiene pocas horas de funcionamiento. Pues a huir como de la peste. Esto es un indicador de que el barco ha languidecido más tiempo del deseado en su amarre, probablemente cerrado y sin ventilar. Y los más grave: sin haber arrancado el motor durante meses. Toda el agua del circuito de agua salada habrá estado estancada en los conductos del motor, produciendo depósitos de sal y deteriorando incluso a la bomba en sí.
Esto último también es aplicable a todo el circuito eléctrico, que tiene una gran relación con el motor. Hay que pensar que en la gran mayoría de los casos, las baterías se cargarán mediante el alternador del motor, y por ello es también muy importante arrancar con frecuencia el motor porque, de este modo, tendremos siempre las baterías a punto y además calentaremos los circuitos, haciendo que por ese motivo se expulse la odiosa humedad.
Por supuesto que también hay que llevar un registro estricto de las revisiones. Estas revisiones las ha de efectuar un buen profesional de la mecánica. Es necesario poner el motor en buenas manos y que al menos anualmente se le efectúe una revisión a fondo. Importante para la longevidad del motor son los cambios de aceite, filtros, líquido refrigerante y comprobación de la adecuada tensión y estado de la correa. Aparte de esto, la bomba de refrigeración habrá que vigilarla periódicamente, observando de que no haya fugas y de que funcione correctamente, cumpliendo la importantísima misión de mantener al motor refrigerado. La mejor comprobación es vigilar la expulsión del agua de refrigeración por el escape del motor, una vez arrancado éste y mientras estemos navegando. Cuando uno se familiariza con los sonidos del barco, uno de ellos es el agradable ruido del agua al salir por el escape del motor.
Yo que he navegado como tripulante en muchos barcos de regata, he observado una mala práctica que se hace a menudo: el motor se arranca de pronto y enseguida se le mete carga, acelerándolo a fondo en frío y sin que haya alcanzado la temperatura adecuada de funcionamiento (unos 80º en los motores Diesel). Esto es muy habitual, ya que se llega con prisa a la salida, y cinco minutos antes de que se de la señal de comienzo de la regata, se le pega un acelerón y se para inmediatamente, para que así la hélice plegable coja su posición de plegado y de este modo no frene el avance del barco. Después de finalizada la regata, se arrancará, y sin darle tiempo a calentarse se acelerará a fondo para llegar cuanto antes al puerto. Fatal para la vida del motor y un ejemplo más del maltrato al que se somete a los motores en los barcos de vela.
Por tanto, y como síntesis, si queremos que el motor sea una máquina que funcione correctamente y no nos deje tirados en los momentos en los que más lo podemos necesitar, debemos: arrancarlo y utilizarlo con frecuencia; vigilar los niveles de aceite, líquido refrigerante; comprobar el estado de carga de las batería y estar atentos a las posibles fugas que puedan existir, teniendo para ello la bandeja del motor siempre limpia de restos de aceite, combustible, etc.