Uno de los fenómenos meteorológicos más temidos por todo navegante es la niebla, porque lo peor en la mar es no ver lo que nos rodea, sobre todo en las proximidades de la costa. Esto supone un peligro para la navegación ya que siempre existirá el riesgo de quedarnos varados en la costa o de colisionar con otro barco. Además es cerca de la costa donde la niebla se suele dar con más frecuencia.
La niebla no es más que una nube baja que se forma por la condensación del vapor de agua contenido en el aire. Cuando el aire no admite más vapor de agua, bien porque se haya enfriado o bien porque se haya saturado de humedad, se formará la niebla.
¿Se puede prever la niebla? Muchas veces sí, ya que en determinadas circunstancias es más fácil que aparezca:
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En primavera y en otoño, debido al contraste de temperatura entre el agua del mar y el aire
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Durante el amanecer, debido al enfriamiento del aire
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Por corrientes de agua frías o cálidas que entren en contacto con aire de diferente temperatura y humedad
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Por lluvia fina y cálida atravesando aire más frío
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Por elevación de aire húmedo y cálido sobre la ladera de una montaña
Son ejemplos de aparición de la niebla, pero también es cierto que la mayoría de las veces nos veremos sorprendidos por ella y tenemos que saber cómo actuar, aunque poco podremos hacer contra este «enemigo» vaporoso. Además la niebla se puede clasificar según la visibilidad que haya:
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Muy espesa: visibilidad inferior a 50 metros
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Espesa: visibilidad entre 50 y 200 metros
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Regular: entre 200 y 500 metros
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Moderada: entre 500 y 1.000 metros
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Neblina: entre 1 y 2 kilómetros
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Bruma: entre 2 y 10 kilómetros
Si estamos atentos podremos notar cómo va entrando la niebla porque de pronto nos comenzaremos a ver rodeados de un manto lechoso que además, si viene acompañada de viento, entrará más rápidamente. Es cierto que el viento suele también disiparla más rápido y también el sol por el calentamiento, pero a pesar de ello hay veces que la niebla persiste durante horas hasta que desaparece del todo.
Las medidas básicas principales que debemos de adoptar son:
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Situarnos rápidamente por medio del Gps o por líneas de posición, si aún estamos a tiempo, para tener una posición exacta en ese momento.
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Trazar un rumbo en la carta que nos aparte de peligros como bajos, canales de navegación, otros barcos, etc., y llevarlo desde el timón.
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Reducir la velocidad a la adecuada para poder maniobrar a tiempo.
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Encender el radar, si disponemos de él.
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Tener a mano la bocina de niebla para hacer las señales acústicas reglamentarias o conectar el altavoz de cubierta que simula las pitadas, si disponemos de él (muchos radioteléfonos de VHf disponen de esta función).
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Encender las luces de posición, sobre todo si tenemos la opción de encender las más altas (en barcos de vela).
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Estar extremadamente atentos a todos los sonidos y abrir bien los ojos para poder ver a los barcos que puedan aparecernos a través de la niebla.
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En caso de niebla muy cerrada y persistente, tener puestos los chalecos salvavidas en previsión de un abordaje súbito.