Al acercarse el verano y siendo los días más soleados y calurosos, empezamos a tener riesgo de sufrir las tan temidas y desagradables galernas. Este es un fenómeno que se da en el Cantábrico y que suele producirse, con mayor frecuencia, en los meses que van desde Mayo hasta Agosto.
Muchos navegantes os habréis visto sorprendidos alguna vez por este fenómeno meteorológico, con invitados a bordo e incluso con niños, con el riesgo que supone para la seguridad de ellos si no habéis tomado unas mínimas precauciones previas.
El aspecto de las nubes nos avisará de la llegada inminente de una galerna (Fotografía: Alfonso Hernández)
El primer consejo es que obtengáis, previamente a la salida, una buena información meteorológica marina. Los Centros de Salvamento Marítimo emiten boletines meteorológicos cada 2 horas por sus canales de trabajo en Vhf. Alternativamente unos son para aguas costeras (los que más nos interesan) y los otros son para las zonas de alta mar del Cantábrico. El aviso se hace previamente por el canal 16.
También emiten boletines meteorológicos las estaciones costeras del Cantábrico. Por supuesto, los que tengáis acceso a Internet, podréis entrar en algunas de las páginas web que existen y que tienen buena información, avisando con antelación en caso de riesgo de galerna.
El barómetro nos avisará, con una bajada contínua y rápida, de la proximidad de una galerna (Fotografía: Alfonso Hernández)
No debéis olvidar los métodos tradicionales de predicción: observación del cielo, temperatura del aire, presión atmosférica y dirección del viento. Un día típico de galerna sería un día que amanece con el cielo muy despejado, temperatura alta y viento del Sur. También suele haber una sensación de bochorno y aire cargado de humedad. Además, si observáis el barómetro veréis que quizás haya bajado un poco la presión. Tened en cuenta que en verano, los mejores días en el Cantábrico, amanecen frescos y con una cierta bruma en la costa.
Pensar que en tierra es donde mejor se decide todo. Siempre es mejor equivocarse en tierra y pensar “¿por qué no habré salido hoy con el día que hace tan bueno?” que estar a bordo del barco y maldecir el haber salido a navegar porque lo estaréis pasando mal.
Buscar refugio cuanto antes, nos puede evitar pasarlo mal en la mar (Fotografía: Alfonso Hernández)
Si a pesar de todo os sorprende la galerna, lo siguiente que os aconsejamos puede ser lo más prudente:
– Observar la presencia de nubes muy oscuras y que se van acercando desde el Oeste
– Mirar si el mar viene con más corderos en el horizonte, debajo de dichas nubes
– Si vais navegando a vela, debéis de tomar, al menos, dos rizos en la mayor y enrollar el foque bastante o incluso arriarlo. Si tenéis tormentín a bordo, conviene prepararlo.
Tener bien organizada la maniobra de los rizos en un barco de vela nos facilitará poder dominar el barco (Fotografía: Alfonso Hernández)
– Arrancad el motor, por si acaso tenéis que arriar la mayor en plena entrada de la galerna, para no quedaros sin gobierno.
– Los tripulantes en la cubierta deben ser los que más experiencia tengan y los que sean novatos será mejor que se metan en la cabina para evitar el que puedan sufrir algún accidente o se caigan al agua. Conviene que los que estén en cubierta permanezcan amarrados con los arneses de seguridad, si disponemos de ellos.
– Cuando entren las primeras rachas, conviene aproarse un poco al viento, o si tenemos suficiente espacio a sotavento, ponernos con el viento por la aleta y correr. Tened en cuenta que lo “gordo” dura relativamente poco. Después baja la intensidad del viento.
– No conviene que intentéis amarrar si ya estáis dentro del puerto. Buscad el socaire a sotavento de diques, rompeolas u otras instalaciones portuarias hasta que caiga un poco el viento.
Si se siguen estas recomendaciones, por lo menos no nos cogerá de sorpresa el golpe de viento.