Uno de los riesgos a los que más expuesto está un barco es la llamada vía de agua, que es cuando se produce una entrada de agua a través del casco, normalmente en la parte de la obra viva o carena. Una vía de agua no tiene por qué conllevar la pérdida del barco, siempre que se actúe con rapidez y además no estemos demasiado alejados de la costa, ya que conviene cuanto antes poder llevar el barco hasta aguas poco profundas.
Lo primero que se debe tener en cuenta es que al barco hay que conocerlo bien, es decir, conviene saber exactamente dónde están situados en la obra viva los puntos más vulnerables a través de los cuales podría entrar agua en cualquier momento. Debemos distinguir entre una vía de agua producida por un abordaje o un impacto contra algún objeto flotante, de la causada por un fallo en algún elemento del casco.
Pero, ¿cuáles son esos elementos o accesorios en el casco que conviene vigilar y comprobar de vez en cuando?
Bocina del eje del motor. Uno de los orificios más vulnerables en el casco. Una holgura excesiva en dicha bocina, podría provocar la entrada de mucha agua. Conozco el caso de un barco al que se le salió el eje entero, debido a un enganche con una red de pesca, a gran velocidad, lo que casi provoca su hundimiento.
Limera del timón. Normalmente, la limera no debería de darnos problemas, ya que suele llevar un tubo de fibra, aluminio o acero, que llega casi hasta la cubierta. No obstante, en algunos casos, si no es demasiado alto ese tubo, en ocasiones podría dar lugar a que entrase agua. Un golpe contra el timón, transmitido a través del eje hacia la limera, podría llegar a resquebrajarla con la consiguiente entrada de agua.
Válvulas de fondo y pasacascos. Las válvulas deben ir cerradas cuando no se estén utilizando. La que siempre suele ir abierta es la del motor, para permitir la entrada del agua exterior y la refrigeración del mismo. Las de los cuartos de baño o fregaderos que no se estén utilizando, es mejor cerrarlas. Por otro lado, es buena costumbre girarlas de vez en cuando ya que tienden a quedar agarrotadas. Además debemos inspeccionar periódicamente la unión de los tubos y las abrazaderas, que no presenten signos de corrosión o que puedan estar flojas. Los pasacascos de bronce también conviene vigilarlos, tanto por la parte de fuera del casco, como por dentro.
Manguera del escape del motor. Otro tubo por el que circula el agua del circuito de refrigeración externo y que conviene comprobar. Con el tiempo, al circular agua caliente por ella, tiende a resquebrajarse y podría dar lugar a que se formaran poros por donde se escapara el agua, provocando una inundación en el barco.
Bomba de refrigeración del motor. Las bombas suelen coger holgura con el tiempo y los retenes pueden acabar gastándose, dando lugar a un goteo continuo de agua que puede producir una inundación, aunque no sea estrictamente una vía de agua.
Una vez revisadas las partes principales, ¿qué podemos hacer si detectamos agua en la sentina?
Probar si el agua es salada o dulce. Salvo en el caso que nuestra embarcación esté en un río o un pantano, en el mar es importante comprobar si el agua es dulce o salada. En caso de que sea agua dulce no debemos preocuparnos demasiado, ya que probablemente es agua de lluvia o de algún tanque de agua dulce que pierde. Si es salada, habrá que buscar el origen de la entrada de agua.
Poner en marcha inmediatamente las bombas de achique y ayudarse con un balde.
Investigar por todos los orificios del casco la posible entrada del agua. Esto puede verse dificultado si hay mucha agua y habrá que esforzarse en que baje un poco el nivel.
Poner proa rápidamente hacia el puerto más cercano que disponga de un varadero. Normalmente suelen dar preferencia para varar a los barcos que vienen con un problema de este tipo.
Preparar espiches, trapos, colchonetas, etc. con objeto de taponar la vía, una vez localizada.
En caso de que no nos de tiempo a llegar a un puerto, buscar una playa de arena o de piedra aplacerada para varar el barco. Esto evitará que el barco se hunda en aguas profundas y facilitará el taponamiento de la vía de agua cuando la marea esté baja, lo que ayudará en el salvamento del barco con posterioridad.
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