No es la primera vez que algún aprendiz de navegante, refiriéndose a la equivocada opinión entre muchos de la inutilidad de la navegación tradicional con carta náutica, derrotero, transportador de ángulos, compás de puntas, etc., sentencia lo siguiente: «Esto no sirve para nada. Yo llevo dos navegadores a bordo, el del barco y el del teléfono móvil, y nunca he tenido problemas; además, con la carta electrónica, no tienes necesidad de llevar las de papel….». Pues bien, para demostrar que la electrónica a bordo de un barco no es infalible, voy a relatar lo que nos ocurrió hace no tanto tiempo, a unos amigos y a mí, a bordo de un barco de vela de madera, cuando efectuábamos la aproximación al estuario del Tajo, en Lisboa.
Habíamos navegado desde la costa gallega, rumbo al Sur, en demanda de los cabos que era necesario doblar para poder afrontar la entrada al puerto de Lisboa. Hicimos el paso entre las islas Berlengas y el cabo Carvoeiro sin novedad y a motor, ya que no soplaba nada de viento. De Carvoeiro a Cabo Roca, lo mismo, navegación plácida y tranquila, situando cada cierto tiempo en la carta náutica de papel la posición que puntualmente nos mostraba nuestro flamante Gps. Era éste un aparato sencillo, muy claro de interpretar y de programar, sin ninguna complicación. Además, la marca, americana, era una garantía de su calidad. No llevábamos carta electrónica, simplemente el navegador. Es cierto que desde el mediodía, el aparato tardaba en darnos la posición un poco más de lo normal, pero no le dimos mayor importancia puesto que pensamos que era quizás algún ajuste de los satélites o algo así.
Poco antes de doblar el cabo Raso, donde deberíamos de virar hacia el ESE para embocar la entrada al canal norte de Lisboa, el aparato ya no recibía la posición y la pantalla se puso, no como la televisión de Poltergeist, pero sí con unos sospechosos guiones donde debería de indicar la latitud y la longitud. Además, en ese momento comenzaron a entrar unas rachas fuertes de viento cálido del Nordeste, probablemente provenientes de la Sierra de Sintra. Ello nos obligó a largar la escota de la mayor (navegábamos en plan motovelero) y, a medida que íbamos orzando, a arriarla del todo, ya que no teniendo una posición fiable, no queríamos entrar muy rápido en la canal, y ponernos a espantar cangrejos y moluscos varios con la orza, en los abundantes bancos de arena que había por allí. Eran sobre las 23 horas, ya que estos imprevistos siempre ocurren de noche.
Total, que cogí el compás de demoras (siempre debemos de llevar uno a bordo, hacedme caso…) y me puse a reconocer faros y farolas varias, que no faltaban por la zona. Comenzando por el mismo cabo Raso y pasando por algunas luces de enfilación que indicaban la parte profunda de la canal. Nos posicionábamos mediante demoras simultáneas cada diez minutos o menos, ya que navegábamos rápidos y además teníamos la ventaja de contar con una carta detallada. Esa es otra, cuántas veces he navegado en barcos donde la carta más detallada que había tenía una escala de más de 1:200.000, lo que no te deja margen para poder calibrar todos los peligros que puede haber cerca de la costa. Conviene llevar cartas generales, pero también costeras y aproches, las cuales te facilitan poder posicionarte con exactitud.
Por fín pasamos la parte peor y entramos en el estuario del Tajo, sin ninguna incidencia. Posteriormente, cuando vino un técnico a ver que le pasaba al Gps, descubrió que se había metido humedad por la antena y la había corroído, debido a un mal sellado en la instalación. Avería menor, pero que nos dejó sin posición satelitaria durante un tiempo. Hoy en día contamos con Gps hasta en el teléfono móvil, pero hay que tener en cuenta que muchas aplicaciones de posicionamiento no funcionan si no hay cobertura telefónica, y por ello no debemos confiar demasiado en que tendremos siempre una posición exacta. También es cierto que los aparatos cada vez fallan menos, pero puede ocurrirnos cualquier imprevisto y en ese caso tendremos que echar mano de las fiables demoras. Por lo tanto, haciendo navegación costera, debemos llevar siempre a bordo derroteros y cartas detalladas de la zona, además de un compás de demoras.
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